miércoles, 2 de abril de 2014

Economía

Mientras los indicadores económicos como la producción o la inversión han sido, durante años, sistemáticamente positivos, los indicadores ambientales están resultando cada vez más negativos, mostrando una contaminación sin fronteras y un cambio climático que degradan los ecosistemas y amenazan la biodiversidad y la propia supervivencia de la especie humana. Estudios como los de Meadows sobre “Los límites del crecimiento” han establecido la estrecha vinculación entre ambos indicadores, lo que cuestiona la posibilidad de un crecimiento sostenido e indefinido y plantea la necesidad de apostar por un desarrollo sostenible, reorientando el actual sistema socioeconómico. Surgen así propuestas que, con distintas denominaciones (Economía Verde, Economía del Bien Común, Economía Solidaria.), convergen en realzar la cooperación (en su sentido más amplio, que incluye al conjunto de la biosfera y a las generaciones futuras) frente a la competitividad destructiva en defensa de intereses particulares a corto plazo. Evitar la degradación del medio ambiente costaría a los países menos del 1% del PIB

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